“...el cielo espera ser
tocado por una
mano de fabulosa infancia...!
Gastón Bachelard.
Posiblemente sean las máscaras ceremoniales africanas, la invención de la fotografía, y la pintura infantil los que dieron inicio al arte contemporáneo. Sin la apropiación por parte de los artistas de
principio del siglo XX del espíritu de estas mágicas manifestaciones, no
habría lo que hoy conocemos como arte contemporáneo... Mágicas son las máscaras africanas, mágico es todo el proceso de fijación fotográfica y mágica es la creación infantil.
adultos, vanos seres de la razón vemos con despectivas miradas.
Ellos cambiaron la realidad no por ser buenos pintores adultos sino por ser arquetípica y espiritualmente niños. Reverón era niño cuando jugaba con sus muñecas, cuando interactuaba con ellas, hizo un mundo a la medida de ellas que era su propio mundo. Bárbaro Rivas fue total y absolutamente niño. No hay en su pintura nada que se parezca a pintura, a creación de adulto. Así vio él la realidad y así la plasmó en sus telas, en sus cartones. No fue primitivo ni naif Bárbaro Rivas. Fue siempre un niño.
Picasso hizo de cada objeto encontrado a su paso un objeto otro producto de su juguetón e infantil espíritu. En su trabajo artístico lo espacial desaparece, juega con los sentidos como si no existiese derecha e izquierda, arriba o abajo, delante o atrás:
Desconstruye rostros y objetos para, como un niño travieso, construirlo de otra e irreconocible manera.
Miró, al igual que Calder y Polloch hizo de la sutileza, de lo nimio geografías solo habitadas por libélulas, por pompas de jabón, por globos de colores, por imaginarios infantiles.
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